sábado, 7 de septiembre de 2013

La Ardilla Azul




La Ardilla Azul nació de una charla nocturna, de esas en las que se te cierran los ojos pero seguís hablando. La charla iba muriendo y el sueño se iba apoderando de la situación. Todo indicaba que el día ya había terminado cuando de repente, en el medio de la oscuridad y el silencio, a  alguien se le escaparon las siguientes palabras:

- "la ardilla azul"-. 


La frase ridícula y descontextualizada  hizo que estalláramos en risas y volviéramos a despertarnos.
Desde aquel momento así es como llamo yo a ese momento de arrebato inconsciente. El momento "ardilla azul" en donde por un instante la incoherencia y el sinsentido se hacen presentes y le ganan a lo racional, a la conciencia, a las ataduras mentales que conlleva el estar despierto. Por un instante, la barrera mental que nos permite filtrar el contenido y la información que contienen nuestras mentes se rompe y algo de ahí se escapa sin que podamos ser capaces siquiera de hacer algo. Y lo que se escapa puede ser cuaquier cosa. Son infinitas las posibilidades y son imposibles de controlar.

Durante febrero hice un taller de mural y lo primero que tuve que preparar es un boceto de lo que quería pintar. Se me ocurrió dibujarla a ella, a La Ardilla Azul, corriendo bellotas por la ciudad con cara de desquiciada. Se escapó una noche de una mente cansada y distraída y ahora está materializada en la esquina de la calles Rojas y Galicia, en el barrio de Villa Crespo. El barrio donde vivo hace 10 años. 
Si quieren pasen a visitarla cuando quieran, sino acá les dejo las fotos.
Y si tienen un momento "ardilla azul" sientanse libres de compartirlo y nos cagamos de risa todos juntos. 




Con Georgina Ciotti, mi profe, comiendo galletitas y viendo como seguía con la ardilla. 




 Terminando la última jornada de pintada




La ardilla y las bellotas sin piernas ni manitos...


Feliz con mi nueva amiga


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